domingo, 1 de marzo de 2009

Sobre los concursos de arquitectura

Transcribo a continuación un extracto de un artículo de Patxi Mangado sobre la actual realidad del sistema de concursos, con el que estoy plenamente de acuerdo. En momentos de crisis como este, con centenares de despachos produciendo arquitectura en un esfuerzo titánico por mantener sus estructuras de trabajo, hay concursos que por su falta de transparencia o exceso de requerimientos suponen un auténtico ninguneo del trabajo profesional. Por no hablar de los requerimientos de avales solo para presentarse a concurso, que suponen un costo añadido innecesario -requisito innecesario desde el momento que otros concursos no lo tienen-, que solo suponen un negocio más para los bancos que los constituyen. En fin, el tema da para mucho...


CONCURSOS DE ARQUITECTURA O CHAPUZAS

Patxi MANGADO

Los concursos de arquitectura como método para la contratación de proyectos por parte de las administraciones públicas han resultado ser un sistema razonablemente justo y eficaz. [...] Junto al elemental principio de igualdad de oportunidades, sus ventajas son varias.

Se fomenta un sistema de múltiples aproximaciones al problema propuesto que, si bien no garantiza en absoluto la elección de la mejor solución, reduce, al menos, el margen de error. Permite, dependiendo de la composición del jurado y del proceso, una extensión a opiniones inteligentes y distintas, al margen de las estrictamente ligadas a la endogamia arquitectónica. Y, sobre todo, la ventaja más importante es que el sistema de concursos, especialmente cuando son abiertos, permite el acceso a la posibilidad de construir, en igualdad de condiciones respecto a los más consolidados, de arquitectos jóvenes que, con sus propuestas, han sabido inocular al cuerpo general de la arquitectura española ideas frescas, transformadoras y siempre necesarias, si se quiere mantener las cotas de intensidad que, supuestamente, venían a ser uno de sus signos distintivos.

Desde mi experiencia como participante continuo en concursos y como miembro de jurado en muchos, he de decir que la respuesta por parte de los arquitectos ha sido siempre extraordinariamente generosa, presentándose ante cualquier convocatoria un más que nutrido número de trabajos, con una calidad que supera con creces la mezquindad económica con la que suelen plantearse. A los arquitectos se nos puede demandar por muchos errores, pero no es el de la entrega uno de ellos cuando se nos convoca a un concurso. Sin embargo, cada vez más, nos preguntamos si esta generosidad se ve reconocida, al menos, mediante convocatorias bien planteadas, suficientemente compensadas y con jurados de calidad contrastada. Creo sinceramente, que la respuesta es un no rotundo.

Cada vez más los concursos de arquitectura, y por supuesto hay excepciones, están marcados por unas maneras que atentan contra la dignidad de los participantes en la medida que su trabajo es ninguneado o infravalorado en muchos de los casos. Enunciados y objetivos poco claros, situaciones de indefensión absoluta, jurados con manifiesta falta de capacidad para juzgar, ausencia de compromiso en la ejecución, confusión entre calidad arquitectónica y baja de honorarios, todo ello y muchas más, son realidades que están detrás de un sistema, que, pese a todo, sigue siendo el más razonable y eficaz cuando se plantea con criterios serios y rigurosos....[...]

El País, 28.02.2009

No hay comentarios: